diumenge, 1 de juliol del 2007

La falsa medida del hombre; Stephen Jay Gould

Últimamente han aparecido varias publicaciones en las que se recomiendan las lecturas imprescindibles de cualquier persona que se precie de culta. En Babelia (El País) apareció la reseña de uno de esos libros, Todo lo que hay de leer de Christiane Zschirnt. El crítico literario se quejaba de que se recomendara la lectura de Harry Potter (no puedo decir que jamás leeré Harry Potter porque si estuviera encerrado en una celda y sólo tuviera a Harry Potter lo leería, tal es mi pasión por la lectura) y que en cambio no se recomendara ningún libro científico. Entre la lista de los libros que el crítico recomendaba estaba La falsa medida del hombre de Stephen Jay Gould.

Corrí a pedir el libro por internet, y lo leí ávidamente. Gould ha sido un descubrimiento sensacional para mí, pienso leer más de un libro de este autor. Gould es paleontólogo y sus conocimientos sobre la paleontología le ayudan a cuestionar las investigaciones y las publicaciones de los psicólogos que a lo largo de la historia han intentado comprender la actividad neuronal sobre fundamentos a priorísticos y circulares.

¿Qué es la inteligencia? ¿Dónde está situada? ¿Es una "cosa", una "energía"? ¿Puede medirse? ¿Se pueden establecer comparaciones entre grupos humanos y razas con la ayuda de los tests de inteligencia? ¿La inteligencia es innata o es algo que el ambiente desarrolla? El caudal del información que nos proporciona Gould es impresionante y, como si se tratara de un Holmes de la ciencia, destapa toda la farsa de mentiras, de manipulaciones, de prejuicios que esos pretendidos científicos publicaron para amoldar sus "investigaciones" a unos prejuicios racistas. ¡Cuánto daño puede llegar a hacer esa pseudociencia! Miles de europeos del sur y del este de Europa vieron cómo se les ponía dificultades para entrar en USA ya que las autoridades de ese país, aconsejados por esos académicos, practicaron leyes restrictivas a la inmigración para que no se desplomara el coeficiente intelectual medio de los americanos.

Y no sólo sirvió para poner dificultades a grupos étnicos y sociales sino que se cuestionó el papel de la educación y de la cultura. Aunque los tests que se pasaron a millones des soldados americanos que lucharon en la Primera Guerra Mundial, se podían interpretar de una manera diferente a cómo lo hicieron los psicólogos; éstos movidos por sus prejuicios clasistas no quisieron ver que los soldados negros de los estados norteños de USA tenían un CI igual a los blancos del sur, sencillamente porque los estados del norte tenían un presupuesto educativo superior.

La falsa medida del hombre no sólo es un libro en el que se destapa la falacia de medir la inteligencia humana sino que es un libro que puede servir a cualquier investigador novel para afrontar su campo de investigación sin prejuicios. Etiquetar a los hombres es algo que se sigue haciendo, no sólo por su sexo sino también por su procedencia geográfica, social o étnica. Y un libro muy recomendado para los educadores, porque nos dice de alguna manera que nosotros podem hacer mucho para elevar los CI de la población. Un descubrimiento casual ha sido que la famosa máxima de la LOGSE "Aprender a aprender" ¡ fue ya expuesta por el psicólogo francés Alfred Binet en 1909!

LOS DRAGONES DEL EDÉN

Volvemos de nuevo a comentar otro de los libros que recomendó el semanal del diario el País dedicado a la literatura, Babelia. Se trata del libro Los dragones del Edén de Carl Sagan.

Sagan ejerció hace años en mí su poder himnótico con la serie Cosmos, he leído que el libro en el que se basó la serie ha sido el libro de divulgación científica más vendido en el mundo anglosajón. Sagan en Cosmos realiza un soberbio trabajo para hacer llegar la ciencia al público general.

Sin embargo el libro que acabo de leer de Sagan me ha decepcionado, y no es porque Sagan no se esfuerce en hacer llegar al lector profano el tema que le ocupa: el cerebro humano. Un tema peliagudo, difícil, complejo, intrincado e, con toda seguridad, inexplorable. Y creo que allí está el problema que afronta Sagan, el cerebro humano es inextrincable, sólo se puede decir con certeza sobre el funcionamiento del cerebro donde están localizados, más o menos, las funciones que realiza: el lenguaje, la visión, los sueños... Y, aparte de los sustancias químicas que intervienen en el cerebro poco más podemos decir de él. El estudio del cerebro humano se semeja al estudio del centro de la Tierra, lugar inaccesible donde jamás llegaremos y que lo único que podemos decir de él es la reflexión que sufren las ondas sísmicas al atravesarlo.

Como Carl Sagan puede decir tan poco del cerebro (dedicar un libro entero para decir el lugar donde están localizadas las funciones cerebrales sería un libro de, como mucho 5 páginas) se dedica a especular. Y es allí donde Sagan patina constantemente porque establece relaciones indemostrables, vamos a ver algunas:

"El temor a las caídas guarda clara relación con nuestros orígenes arbóreos y sin duda es un temor que compartimos con el que sientes nuestros primates"... Seguramente nuestro temor a las alturas se aprende dándose porrazos y cayéndose, sobre todo cuando se aprende a andar, no creo que se trate de un aprendizaje innato, marcado como una huella en el cerebro por nuestros antepasados arborícolas. Pero...¿No quedamos que los antepasados del hombre abandonaron la línea evolutiva de los primates precisamente porque bajaron de los árboles?

"El hemisferio izquierdo viene a ser un computador digital y el derecho un ordenador analógico" Ya está, la comparación de siempre con el ordenador que no deja de ser eso, una comparación.

"Me pregunto si esta polaridad entre palabras etimológicamente relacionadas con las voces "derecha" e "izquierda" no es reflejo de la pugna entre lo racional y lo intuitivo, entre uno y otro hemisferio" Sagan ahora se mete a filológo para explicar la función que cada hemisferio cerebral, o sea que... ¡desde que a alguien se le ocurrió decir derecha e izquierda ya intuía que tenía dos hemisferios, uno intuitivo y otro racional!

Y casi todo el libro es así: el hemisferio derecho hace esto, el hemisferio izquierdo hace lo otro... y cuando todo queda mezclado y ya no sabemos qué hace cada cual porque parece una combinación de ambos, ¿quién lo hará? ¡Pues el cuerpo calloso!:"Bien podría decirse que la cultura humana es la función por excelencia del cuerpo calloso" En eso tiene razón Sagan, hay productos humanos que parecen callos.

... (continuará)...

Freakonomics, o cómo atacar la sabiduría convencional

Uno de mis autores favoritos, por su brillante inteligencia y por su estilo irónico es J.K.Galbraith. Si algo admiro de un académico o de un intelectual es que pongan al servicio de la justicia social todo su sabiduría; Galbraith lo hacía no sólo por pura convención moral sino porque era un firme seguidor de J.M.Keynes y éste demostró matemáticamente que el capitalismo, para vencer las crisis cíclicas, tenía la obligación de pedir dinero prestado para gastarlo en obras públicas, o, como siempre ha sostenido Galbraith, en invertir en las personas (escuelas, cultura, educación)... los gobiernos tomaron nota pero descubrieron que también rompían el círculo vicioso de la recesión invirtiendo en material de guerra.

Pero vayamos al libro que nos ocupa, Freakonomics de Steven Levitt y Stephen Dubner que dicen sentir admiración hacia Galbraith, pero no para seguir su senda de reivindicar un mejor gasto social... Se centran en uno de los aspectos que trató Galbraith: atacar la sabiduría convencional; siempre hay hombres dispuestos a poner en duda lo que piensa la mayoría, diríamos que ese es el papel que correspondería a los intelectuales, Galbraith siguió el camino trazado por Keynes y mucho antes por Veblen. Levitt y Dubner pretenderán atacar la sabiduría convencional.

El lector que está familiarizado con Galbraith va a creer que los dos autores se dedicarán a señalar los gravísimos problemas que está creando un capitalismo cada vez más monopolista, cada vez más apartado de las riendas de los estados, cada vez más internacional, multinacional, trasnacional y que expolia a naciones enteras cometiendo delitos, estafas, evasión de impuestos, sobreexplotación de los recursos naturales ( v.g.Repsol); Galbraith ya denunció a los dirigentes de esas empresas que no tienen ningún escrúpulo en arruinar a la empresa para enriquecerse ellos mismos (v.g.Enron)... pues no, los autores no va a desenmascarar este conglomerado de turbios intereses que pueden terminar con el mismo capitalismo, van a romper con algunos mitos en los que cree mucha gente. Vamos a listar algunos de ellos:

1.- El mito de que la delincuencia en USA ha descendido gracias a los programas sociales y a la acción policial. Durante los años del reaganismo hubo una, podríamos llamarla así, huelga de impuestos; los americanos no querían pagar ya más impuestos, la reducción de impuestos tuvo sus consecuencias en la disminución de todos los programas asistenciales, sociales y policiales. ¿Por qué no aumentó la delincuencia si había menos policías en la calle? Levitt y Dubner han dado con la respuesta: la despenalización del aborto. O sea, dicho en otras palabras, hay muchísimos menos hijos de puta en las calles, por tanto la delincuencia baja. Es posible que así haya sido, pero se podrían comparar los índices de aborto y criminalidad entre Estados Unidos y Europa, ¿existe en Europa el mismo grado de delincuencia? ¿el mismo índice de prisioneros? ¿las mismas políticas sociales? ¿el acceso a la vivienda, la educación, la sanidad es más o menos igualitario?... Estados Unidos tiene una población reclusa más alta que la europea ¿además del aborto, no puede darse el caso de que ha descencido la delincuencia porque ha aumentado la población reclusa? Aunque los autores se mantienen neutrales en cuanto al aborto, ¿no es triste que para solucionar los gravísimos problemas de justicia social la solución -no buscada- sea el aborto? Volviendo a Galbraith y a su tenaz inteligencia hubiera dicho que siempre el poder (o sea, el que propone y dispone la sabiduría convencional) busca una excusa de alto valor espiritual para justificar sus injustificias. La injustificia es que muchas jóvenes de clases bajas en Estados Unidos no pueden llevar una vida digna, ni ellas ni sus hijos... Levitt y Dubner son tan políticamente incorrectos que ya no han proporcionado una justificación moral para paliar esa injustificia

...continuará...

Es així com passa el temps

És així com passa el temps,

les fulles que eren a les branques

verdes i lluentes després de la pluja

ara són al terra, marcides i seques;

i així és com passa el temps.

Voldria agafar amb les mans

aquest temps i transformar-lo

en un moment ple, únic, total,

un moment ple de goig i llum

un moment tendre que allunyès les tenebres

del imperturbable pas del temps.

divendres, 29 de juny del 2007

¿Sabe un río que es un río, Heráclito?




¿Sabe el río que no podrá pasar dos veces por el mismo sitio?

Que algún día esas rocas, por las que discurre

como por una suave pendiente y que pule en su eterno

flujo, darán paso a otras rocas que volverá a pulir

incansable...

Mientras, la nube cargada de lluvia

alimentará de nuevo el eterno ciclo:

nube, río, roca.

Sólo habrás visto un momento

de ese eterno fluir; esa nube efímera

ese río constante, esa roca por la que

no volverá a pasar el mismo río.

LA SOCIEDAD OPULENTA (J.K.Galbraith)

Si una cosa es segura en el mundo de la economía (suponiendo de que hubiera alguna cosa segura) es que los neoliberales o no se han leído a Galbraith o, si se lo han leído, les ha servido para llevar la política económica exactamente contraria a la que él expone y defiende en este libro.

Y es que en la economía, como en casi todo - a excepción de los idealistas que son capaces de renunciar a todo con tal de seguir a Jesús o a que sus sueños se hagan realidad- a cada uno le va una teoría económica que se acomode a su status social. Galbraith, que siempre enfoca sus ensayos con una perspectiva histórica, nos demuestra que cada economista baila siempre con la música que mejor y más suena en su época. Son sólo unos pocos los que, visionariamente, cuestionan el sentir general y proponen soluciones para que el sistema económica sea más eficiente y, si el visionario tiene un rinconcito de idealista en su corazón, más justo y equitativo.

Galbraith no tiene sólo un rinconcito sino que todo su corazón de economista se encamina hacia la consecución de esa justicia social que el sistema capitalista, sin control y sin riendas, lleva a su sociedad a las cuotas más injustas, inhumanas, perversas y contradictorias de los sistemas que ha tenido el mundo (acentuado por la gran cantidad de bienes que es capaz de generar, inversamente proporcional a la poca equidad que es capaz de repartir)

Un libro escrito en 1958 y que es plenamente actual. Veamos algunos ejemplos:

1.- El fin del trabajo, reducción de plantillas, paro permanente:

En una sociedad de grande y creciente opulencia se manifiestan tres tendencias plausibles en relación con el trabajo. A medida que la producción de bienes se hace aparentemente menos urgente, y a medida que las pesonas neceistan con menos urgencia unos ingresos para adquirir bienes, trabajarán menos horas o días por semana. O trabajarán con menos intensidad. O, como última posibilidad, puede ser que trabaje menos gente permanentemente.

Galbraith propone soluciones para esta opulenta sociedad: la educación: La inversión en educación, evaluada tanto en términos cualitativos como cuantitativos, viene a ser casi el índice básico del progreso social. De esta forma se prepara a la gente para los cambios que vendrán en el futuro, la automatización creciente.

El fracaso de nuestra sociedad es que nuestra sociedad mide el éxito social por la producción creciente de bienes. El problema es fruto de una implacable tendencia a proporcionar un opulento suministro de unas cosas y una cosecha avarienta de otras.

Y llegamos al conflicto entre producción privada/servicios públicos. Las contradicciones son enormes, y nuestra sociedad genera esas contradicciones al mismo ritmo que su productividad va creciendo. Los gobiernos, por motivos electoralistas, recortan más y más los impuestos -sobre todo los impuestos de los ricos- y cada vez hay menos dinero para hacer frente a los crecientes problemas que va generando la sociedad capitalista:delincuencia, emigración, hospitales saturados, viviendas inaccesibles, escuelas públicas cargadas de emigrantes -frente a escuelas semiprivadas (concertadas) que con dinero público mantienen una serie de privilegios que serían aplaudidos por los defensores del apartheid- servicios municipales deficientes, etc. etc. etc.

El mundo necesita muchos Galbraiths